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Esta historia comienza durante el reinado de Arist�bulo I (104-103 a.C.), y despleg� su trama durante el largo reinado de su sucesor Alejandro Janneo (103-76 a.C.). Con la coronaci�n de Alejandro Janneo por raz�n de la transgresi�n del Mandato Divino sobre la Herencia de David, cuyo trono s�lo pod�a ser ocupado por sus hijos a perpetuidad, la teocracia jud�a se encamin� hacia una guerra civil abierta; que se hizo tras la muerte de su sucesora y viuda la reina madre Salom� Alejandra (76-67 a.C.) entre sus hijos Hircano II y Arist�bulo II.En el seno de aquella lucha fratricida entre saduceos y fariseos, anterior a la guerra fratricida entre Hircano y II y Arist�bulo II, vino a luz una cuesti�n fundamental, a saber: �D�nde se encontraba el leg�timo heredero de la corona de Salom�n?Dos hombres tomaron como propia esta b�squeda. De un lado el sacerdote Abd�as; y por el otro Sime�n el Babilonio. Aquellos largos a�os de b�squeda, causa a la que se uniera Hircano II, concluyeron en nada. La guerra civil se hizo. Arist�bulo II apart� a su hermano Hircano II del poder; y ya estaba para ce�irse la corona cuando Pompeyo aboli� el reino de Jerusal�n.Pero si Abd�as y Sime�n el Babilonio fracasaron en su b�squeda, �sta fue recogida por sus hijos, Zacar�as y Sime�n el Joven.Grandes acontecimientos tuvieron lugar en aquellos a�os. La muerte de Pompeyo en Egipto y la Liberaci�n de Julio C�sar por Ant�pater, sitiado por las fuerzas del hermano de Cleopatra en Alejandr�a, le abrieron las puertas a la corona de Jerusal�n a su hijo Herodes, bajo cuyo reinado Zacar�as y Sime�n el Joven recogieron la b�squeda que sus padres no pudieron concluir, y contra cuya paranoia homicida antidav�dica ambos Precursores tuvieron que moverse sin llamar la atenci�n del tirano sobre el esp�ritu que les animaba a mediar entre la casa de Herodes y el pueblo de Israel.Tras a�os de escrutinio los dos hombres, Zacar�as y Sime�n el Joven, acudieron a Hircano II, por entonces desterrado en Seleucia del Tigris. Hircano II descubri� en los Archivos de la Gran Sinagoga de Oriente el rollo geneal�gico de Zorobabel, en el que se descubr�a la existencia de los dos hijos, Abiud y Resa, que le acompa�aron a la tierra de sus padres tras el decreto de libertad de Ciro el Grande. Pero en cuanto en d�nde se instalaron estos hijos de Zorobabel, ninguna informaci�n hab�a podido hallarse.Con las genealog�as de ambos hijos de Zorobabel en sus manos, Sime�n el Joven, por azar, descubri� el paradero de la Casa de Resa. El heredero leg�timo de Resa, era Hel�, hijo de Matat, el jefe del clan de los carpinteros de Bel�n de Jud�. Al poco nacer�a Jos�.Inspirados por el Esp�ritu Santo, en cuya Providencia hab�an visto la venida a luz de este brazo de la Omega, Zacar�as inst� a Hircano II a remover en profundidad los archivos de la Gran Sinagoga de Oriente en busca de alguna noticia sobre el paradero de Abiud, hijo de Zorobabel, hijo de Salom�n. Respondiendo a esta cuesti�n Hircano II escribi� el nombre de un pueblo: NAZARET.El brazo salom�nico de la Omega estaba a punto de salir a luz. Y as� fue. El hombre sobre quien reca�a la herencia de Salom�n se llamaba Mat�n, jefe del clan de los hijos de David de Nazaret. Mat�n era el padre de Jacob. Este Jacob se cas� con Ana, la hermana peque�a de Isabel, la de Zacar�as; de cuyo matrimonio vino al mundo la hija de Salom�n, MAR�A de Nazaret Zacar�as y Sime�n consagraron a Jos� y Mar�a, con la bendici�n de Jacob y Hel�, sus padres, a unirse en matrimonio cuando el tiempo llegase para ello. Ese tiempo tan esperado, el Nacimiento del hijo del Hombre, fruto de la uni�n de los dos hijos que el Se�or le diera a David; �se d�a estaba a las puertas cuando la repentina muerte de Jacob de Nazaret vino a poner en jaque mate la boda entre la joven Mar�a de Nazaret y Jos� de Bel�n...
